Isabel Crespo

Español 610

Prof. Avelar

Informe IV.

     En La verdad y las formas jurídicas Foucault propone un análisis histórico de lo que él denomina “la política de la verdad” a través de ciertos postulados de Nietzsche sobre el conocimiento, y de reexaminar el Edipo de Sófocles. Frente a un texto de Spinoza en el que establece que comprender las cosas es abstenerse de reírse de ellas, de deplorarlas o de detestarlas, y que estos tres instintos (reír, deplorar y destestar) deben estar reconciliados, aparece la postura de Nietzsche en la que el conocimiento es producido contrariamente por la “lucha” de estos tres instintos, colocando las relaciones de poder en la raíz del conocimiento. En cuanto al tema del Edipo, Foucault desmitificará dicha historia eligiendo las prácticas judiciales y relacionándolas con la tragedia de Sófocles para demostrar cómo aquéllas pueden definir ciertas formas de verdad y elige para el caso la “indagación” en la historia de Edipo. Hasta aquel momento se había establecido el mito de que el poder político estaba “ciego”; saber y poder eran, entonces, conceptos excluyentes, antinomia que se había originado a raíz de los postulados de Platón. Foucault desea terminar con este mito, tarea que que ya había comenzado Nietzsche al mostrar que tras el conocimiento o saber hay toda una lucha de poder. De esta manera, el poder político estaría implicado con el saber y no ausente de él como la opinión mayoritaria occidental postulaba. Edipo era entendido como el “hombre del no-saber”, considerado, en concreto por Freud, como un hombre del inconsciente. Para Foucault, Edipo se había convertido en un instrumento que los psicoanalistas, a partir de Freud, utilizaban para explicar el deseo y el inconsciente. En este sentido, citará el libro Anti-Edipo de Deleuze y Guattari, los cuales intentaron demostrar cómo el triángulo edípico padre-madre-hijo no postulaba una verdad histórica de nuestro deseo, sino que era un instrumento de manipulación utilizado por los analistas para contar el deseo y que éste, a su vez, permaneciese en el entorno familiar. Para ellos, los psicoanalistas utilizan a Edipo como instrumento de coacción impuesto en la cura, un instrumento de poder sobre el deseo y el inconsciente. Foucault trasladará todo este mito del deseo hacia una historia de la verdad, hacia una historia política del conocimiento. Desea sacar a la luz aquello que está más oculto en la historia de nuestra cultura que son “las relaciones de poder”. Para Foucault nuestra civilización padece un complejo de Edipo, pero no en términos del deseo individual o del inconsciente, sino un complejo de Edipo colectivamente y en cuanto al poder y al saber.