El tema central de trabajo es la crítica marxista al fetichismo de la mercancía teniendo como punto de partida y de comparación la critica anticapitalista que hace el cristianismo y los ataques bíblicos contra los ídolos. Este paralelo se facilita por el hecho de que Marx utilizó imágenes y conceptos bíblicos en su crítica al capitalismo. En El Capital y en otros escritos económicos hizo uso de “metáforas teológicas” para denunciar el espíritu del capitalismo como la idolatría del dinero, de la mercancía, del lucro, del mercado o del capital mismo.

Esta denuncia indignada de la idolatría moderna del sacrificio se encuentra también en otros escritos como por ejemplo La contribución a la Crítica de la Economía Política, donde Marx cita a Pierre Bois Guillebert que subrayaba en su Disertación sobre la naturaleza de la riqueza, del dinero y de los tributos (1967): “Se ha hecho un ídolo de estos metales (oro y plata), y se le ha quitado el objeto e intención para el que habían sido creados en el comercio, para ser garantía en el intercambio… prácticamente se les ha quitado ese servicio, para transformarlos en divinidades a las que se ha sacrificado y se sacrifica más bienes y prendas preciosas y hasta a los hombres, a los que la ciega antigüedad no inmoló a sus falsas divinidades, que fueron parte durante mucho tiempo del culto y la religión de la mayoría de los pueblos”.

Las imágenes extraídas de la historia de los sacrificios idolátricos sirvieron a Marx para condenar catástrofes sociales provocadas por el “progreso” y por la “civilización” capitalista. Por ejemplo, en el caso de la colonización inglesa en la india, afirmó en un artículo publicado en 1853, que “sólo en el socialismo, el “progreso” humano dejará de parecerse a ese horroroso ídolo pagano que sólo se sacia bebiendo el néctar en el cráneo de sus víctimas”. (K. Marx. Los resultados eventuales de la dominación británica en India)

El concepto más importante de la crítica marxista al capitalismo, es también una “metáfora teológica”, referida a la idolatría: el fetiche. Marx descubrió este término en 1841, leyendo el libro de Desbrosses, Sobre el culto a los dioses fetiches (1785). En El Capital, Vol. 1 – Capítulo 1.4 -  “Sobre el carácter fetichista de la mercancía y su secreto”, Marx describe a la mercancía como “una cosa muy compleja, plena de sutilezas metafísicas y argucias teológicas”.

El carácter fetichista de Marx consiste en que aquello que las relaciones sociales determinan entre los seres humanos revisten para ellos, “la forma fantástica de una relación de cosas entre ellas”.  La explicación que él da para el uso de esta terminología es la siguiente: “Para encontrar una analogía a este fenómeno, hay que buscarla en la región nebulosa del mundo religioso. En ella los productos del cerebro humano tienen el aspecto de seres independientes, dotados de cuerpos particulares, en comunicación con los hombres y entre ellos. Así mismo sucede con los productos realizados por la mano del hombre en el mundo mercantil. Esto es lo que se puede llamar el fetichismo atado a los productos del trabajo, desde que ellos se presentan como mercancías, fetichismo inseparable de este modo de  producción”.  Es interesante observar que al referirse a la religión en general, Marx utiliza un termino explícitamente:  “la idolatría”.

¿En qué consiste la idolatría del mercado? Según Assmann está dentro de la teoría implícita del paradigma económico en sí mismo, y es dentro de la práctica de la devoción fetichista cotidiana que se manifiesta la “religión económica” capitalista. Franz Hinkelammert, por su parte, analiza la nueva teología del imperio americano de los 70 y 80, impregnado fuertemente del fundamentalismo religioso. Su Dios no es otra cosa que “la personificación trascendental de las leyes del mercado”, y su culto sustituye a la compasión por el sacrificio. La divinización del mercado crea un Dios del dinero, en el que sobre cada dólar está inscripta la divisa sagrada: “In God we trust”. (H. Assmann, F. Hinkelammert. La idolatría del mercado. Ensayo sobre Economía y Teología)