El judeo-español es la lengua materna de los sefardíes o sefaradíes
(La palabra viene de Sefarad, el nombre hebreo para España), judíos españoles
y sus descendientes. Como todo el mundo sabe, el año 1492 es señalado no
sólo por el gran descubrimiento del Nuevo Mundo, la colaboración de la
primera gramática de la lengua castellana, sino también por el acto anti-semitista
de los Reyes Católicos: la expulsión de España de los judíos
non-conversos al cristianismo. Estos judíos desterrados fueron acogidos principalmente
por tres países: un país cristiano, Portugal y dos países islámicos,
Marruecos y Turquía. Pero en 1497 la Corona Portuguesa decretó "o
bautismo o expulsión" siguiendo el ejemplo de España. Muchos de estos
judíos español-lusitanos se trasladaron a Inglaterra, Bohemia, algunos
estados italianos y sobre todo los Países Bajos. Y con la expansión de
la colonización, algunos sefardíes llegaron incluso al Nuevo Mundo. Así
es que hasta hoy los sefardíes se diepersan por todo el mundo, su distribución
geográfica abarca cuatro continentes: Europa, África, Asia y América.
Los judíos españoles habían escrito en lengua castellana desde que
hubo literatura. Los redactores de buena parte de la prosa de Alfonso X el sabio,
fueron judíos. El autor de la famosísima La Celestina, Fernando de Rojas,
también fue un judío. Pero el lenguaje de los judíos españoles,
aún desde la Edad Media, tenía peculiaridades atribuibles al carácter
restringido de su comunidad, por motivos religiosos y tradición hebrea. El judeo-español
en la literatura, sobre todo, en las versiones bíblicas, se diferencia del judeo-español
en el habla en que es un lenguaje híbrido de español y hebreo. Este lenguje
artificioso recibe la designación de "ladino" mientras que "el
judesmo" se refiere al judeo-español de uso general.
La característica más notable del judeo-español es su extraordinario
arcaísmo tanto en el sistema fonológico como en las formas gramaticales.
Una posible causa consiste en que la diáspora de los judíos hispanos comenzó
con la matanza de 1391, un siglo antes de la expulsión, y por eso el judeo-español
no participó en las principales transformaciones del castellano en el Norte
de la Península, que ocurrieron hacia1400, sin embargo, acogió otras transformaciones
en el Sur de España, por ejemplo, comparte el seseo-çeçeo y el yeísmo
con el español andaluz y su expansión atlántica. Una muestra del arcaísmo
del judeo-español es que, por ejemplo, se desconocen vuestra merced y
usted. Para tratamiento de respeto se usan vos en Marruecos y él, eya
en Oriente.
El judeo-español también ha sufrido influencias de los dialectos de España.
En su vocabulario existen muchas palabras de origen dialectal, por ejemplo, ainda(aún)
de gallego, lonso(oso) de aragonés, samarada(llamarada) de leonés, y anozar(enojar)
de portugués. El judeo-español también tiene inovaciones. El del norte
de África ha recibido influencia del árabe y el español moderno, el
del Oriente abunda en palabras griegas, turcas y aun eslavas. Además, la expresión
culta muestra gran abundancia de galicismos e italianismos.
Como una variedad de la lengua castellana, el judeo-español es muy importante
por haber conservado muchas características arcaicas que han desaparecido del
español moderno, y también por su inevitable destino de decadencia debido
a la asimilación de y la mezcla con diferentes culturas.
Alatorre, Antonio. Los 1,001 años de la lengua española. México:
Fondo de Cultura Económica, 1993.
Lapesa, Rafael. Historia de la lengua española. Madrid: Editorial Gredos.,
1981.